¿Qué hago si mi hija/o me pregunta: “¿Estoy gorda/o?”

1)  Primero, pausa y valida.

Respira antes de responder. Agradece la confianza: “Gracias por decirme cómo te sientes”. Luego pregunta con curiosidad: “¿Qué te hizo pensar eso hoy?” Evitar juicios abre la puerta a una conversación segura y reduce el impacto del estigma de peso, que sabemos daña el bienestar adolescente.

2)   Cambia el foco: de “cómo me veo” a “qué puede hacer mi cuerpo”.

Refuerza lo funcional (“tus piernas te llevan, tus pulmones te ayudan a reír, tu cuerpo aprende y baila”) y la diversidad corporal (“los cuerpos vienen en muchas formas y tamaños”). Este giro promueve imagen corporal positiva y reduce el sesgo de peso en casa y escuela.

3)   Evita las dietas y el lenguaje de restricción.

En niños y adolescentes, “ponerse a dieta” (saltarse comidas, pastillas, “detox”, ayunos sin indicación) aumenta conductas de riesgo y puede ser el gatillo de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) en quienes tienen vulnerabilidad genética o emocional. Las guías pediátricas recomiendan desalentar las dietas, enfocarse en hábitos, y vigilar señales de TCA.

4)    Si tu hija/o vive con obesidad, la conversación sigue siendo de salud integral, no de culpas. 

La evidencia actual promueve un enfoque centrado en salud y calidad de vida, no en el número de la báscula: alimentación suficiente y flexible, movimiento disfrutable, sueño, manejo de estrés, apoyo familiar y escolar, y atención clínica sin estigma. Evita etiquetar alimentos en “buenos/malos” y prioriza rutinas consistentes.

5)   Palabras que ayudan (y palabras que hieren). 

Usa un lenguaje neutral y no estigmatizante: habla de salud, energía, fuerza, habilidades; evita comentarios sobre tallas, comparaciones familiares o chistes sobre peso. Escucha más de lo que hablas y valida emociones. Los marcos de psicología recomiendan acordar momentos para conversar, pedir permiso para compartir información, y cerrar con un plan concreto.

6)   Lo que sí puedes hacer hoy en casa (factores protectores):

●       Comidas en familia con ambiente respetuoso (sin regaños por porciones, sin pantallas).

●       Movimiento con alegría: caminar juntos, jugar, bailar, no como castigo.

●        Sueño suficiente y alfabetización mediática (hablar de filtros/ediciones, seguir cuentas que sumen).

●       Modelo adulto: no critiques tu cuerpo frente a tus hijos; tu ejemplo es su maestro.

Estas prácticas reducen riesgo de TCA y mejoran la relación con la comida y el cuerpo.

7)   Señales de alerta de un posible TCA (busca ayuda profesional si ves…):

●        Miedo intenso a subir de peso, evitación de grupos de alimentos, rituales para “compensar” (ejercicio excesivo, “limpiezas”).

●        Cambios rápidos de peso, mareos, irritabilidad, aislamiento social; en niñas: cambios menstruales.

Ante sospecha, deriva temprana a pediatría y salud mental con experiencia en TCA; el abordaje oportuno mejora resultados. 

8)   Cómo responder, paso a paso, cuando te pregunten “¿estoy gorda/o?” 

●       Agradece y valida: “Gracias por contármelo. Entiendo que esto te preocupa.” 

●       Explora: “¿Alguien dijo algo? ¿Lo viste en redes? ¿Cómo te hizo sentir?” 

●        Reencuadra: “Los cuerpos son diferentes y cambian. Lo importante es cómo te sientes, duermes, te mueves y te cuidas.” 

●        Acordar acciones: “¿Te parece si revisamos juntos tus horarios de comida, tiempo de pantalla y actividades que disfrutas? También puedo hablar con la escuela si hay burlas.” 

●        Cierra con apoyo: “Estoy contigo. Si algo te sigue inquietando, lo vemos con tu pediatra o psicóloga.”

Este guion está alineado con guías de comunicación sensible y centrada en salud, no en peso. 

9)   En la consulta pediátrica: qué esperar y qué pedir.

Solicita una evaluación que contemple historia clínica integral, hábitos, sueño, estado emocional, entorno y experiencias de burlas/estigma. Pide que se evite el lenguaje estigmatizante y que la meta sea mejorar salud y calidad de vida, no “hacer bajar X kilos”. Si hay señales de TCA, pide referencia a equipos especializados.

10)      Para escuelas y redes sociales (componente de taller):

Trabaja con docentes para prevenir burlas por peso y para promover mensajes de imagen corporal positiva. En redes, fomenten cuentas que celebren diversidad corporal y funcionalidad, pausen contenidos que disparen comparación, y hablen de cómo los algoritmos amplifican la “cultura de dieta”. Este enfoque de abogacía en múltiples entornos disminuye el impacto del sesgo de peso.

11)     Recordatorio clave para familias y profesionales.

La misma recomendación aplica tanto si tu hija/o tiene peso bajo, “promedio” u obesidad: evitemos dietas restrictivas y enfoquémonos en conductas de salud, apoyo emocional y entornos seguros. La prevención de TCA y la promoción de salud pueden y deben coexistir.


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Fuentes (selección para campaña/taller)

●        Academia Americana de Pediatría (AAP): prevención de obesidad y TCA en adolescentes; desalentar dietas, centrarse en hábitos y detectar señales de TCA.

●        American Psychological Association (APA): guías de conversación sobre peso y salud con lenguaje no estigmatizante.

●        UConn Rudd Center: evidencia sobre el daño de los comentarios parentales sobre peso y la necesidad de comunicación sensible.

●        Canadian Paediatric Society (CPS): señales de alerta y abordaje comunitario de TCA; riesgos de dietas en jóvenes.

●        Obesity Canada (Guía clínica pediátrica): enfoque en salud y calidad de vida para niñas, niños y adolescentes que viven con obesidad.

●        NICE (Reino Unido): reconocimiento y tratamiento de TCA; importancia de la derivación oportuna y atención apropiada a la edad.

●        Marco de abogacía en múltiples entornos para imagen corporal positiva y reducción del sesgo de peso.

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